Todo Organismo Enfermo es un Organismo Acidificado y/o Desnutrido




La inmensa mayoría de las llamadas “enfermedades” tienen un mismo origen: la acidificación del organismo y/o su desnutrición. 

Desde las patologías neurodegenerativas hasta las musculares pasando por las circulatorias, las respiratorias o las digestivas. Cáncer incluido. Un organismo acidificado es un organismo enfermo. Un organismo con carencia de nutrientes esenciales es un organismo que no puede funcionar correctamente. Y ambas situaciones dan lugar a la inmensa mayoría de las patologías. 

Que los médicos –convencionales o no- ignoren esto es lo que impide que logren ayudar a sus pacientes. Pues bien, el Dr. Alberto Marti Bosch, miembro de nuestro Consejo Asesor y quien cerró a finales del pasado año el III Congreso Internacional sobre Tratamientos Complementarios y Alternativos en Cáncer con una ponencia cuyo DVD recomendamos adquirir a todos nuestros lectores por su interés y carácter didáctico ya que es útil para cualquier enfermedad- nos explica de forma tan sencilla como breve las causas a nivel biológico de la inmensa mayoría de las enfermedades y cómo afrontarlas.

La Medicina convencional ignora la causa o etiología de la inmensa mayoría de las llamadas “enfermedades”; por eso dice que son idiopáticas, es decir, desconocidas. La verdad sin embargo es que sí se conocen pero no se les explica a los médicos en las facultades de Medicina. 

En Discovery DSALUD se viene de hecho denunciando esto desde hace años. Pues bien, las principales las causas son, de forma resumida, las siguientes:

1) Los traumas espirituales -es decir, de consciencia- y psicoemocionales. Sencillamente porque se somatizan. Que mis colegas no entiendan –porque no se les ha enseñado- que muchas patologías tienen ese origen impide que se trate ese aspecto y el enfermo no se recupere.

2) Las disfunciones del organismo a nivel energético. Los seres vivos somos seres electromagnéticos y nos afecta pues el mar de frecuencias en el que estamos inmersos pueden dañar incluso el ADN. De ahí que tanto una tormenta eléctrica como vivir ceca de una torre de alta tensión o un trasformador o estar con el móvil pegado a una oreja o con el WiFi constantemente emitiendo radiofrecuencias pueda afectar gravemente a nuestra salud. Descompensando nuestros organismos a nivel energético. Por eso las terapias que reequilibran el cuerpo energético son a veces tan útiles. Es el caso, entre otras, de la Acupuntura.

3) La intoxicación del organismo. Un organismo intoxicado es un organismo acidificado, es decir, con un pH muy bajo. Y en tales ocasiones el cuerpo no funciona bien.

4) La desnutrición. Hay cientos de millones de personas que comen a diario en abundancia y padecen desnutrición. Es decir, les faltan nutrientes esenciales para la vida. Porque no se trata de cuánto se come sino de qué y cómo se come.

Dicho esto en este artículo vamos a centrarnos en explicar cómo afrontar estos dos últimos aspectos. Y voy a intentar hacerlo de la forma más sencilla y pragmática posible. 

LA INTOXICACIÓN 

El simple hecho de vivir genera residuos tóxicos. Si comemos defecamos, si bebemos orinamos, si respiramos generamos CO2… 

Y todos esos residuos tóxicos deben ser eliminados y reprocesados por el ecosistema a fin de que vuelvan a ser útiles en el ciclo de la vida. 

Bueno, pues a nivel celular ocurre lo mismo solo que nuestro organismo es como una gran pecera en la que viven las células. 

Recordemos que nuestro cuerpo está constituido por un 70% de agua y que ésta es salada (tiene 9,4 gramos de sal por litro de agua). 

Así pues somos una gran pecera móvil de agua marina en la que viven nuestras células y es fundamental que dicha agua se mantenga perfectamente limpia, depurada y libre de toxinas así como de agentes patógenos: virus, bacterias, parásitos, metales pesados, sustancias químicas tóxicas…

Obviamente nuestro organismo, como el de cualquier ser vivo, es algo formidable y fascinante con unas capacidades de autorregeneración increíbles pero en la actualidad el grado de contaminación del aire, del agua, de los alimentos, de la ropa y del medio ambiente en general es ya tal que con frecuencia hay que ayudarle. 

¿Y cómo hacerlo? 

Pues primero hay que saber cómo funciona para poder mantenerlo limpio y libre de toxinas. Y para ello vamos a centrarnos en el trabajo del Dr. Alfred Pishinger que fue el primero en explicarlo en su libro The Matrix and Matrix Regulation.

Como puede verse en el esquema el pulmón es el órgano responsable de enviar oxígeno al sistema arterial para que éste lo distribuya por todo el organismo y llegue así al sistema celular. El tubo digestivo, por su parte, absorbe los alimentos, los envía a la sangre y a través de ella llegan al hígado para que éste los procese y los distribuya de nuevo a través de ella al sistema celular. De tal forma las células reciben el oxígeno y el alimento que necesitan. 

Ahora bien, al recibir el oxígeno las células generan anhidrido carbónico (CO2) -también denominado óxido de carbono, dióxido de carbono y gas carbónico- del que hay que deshacerse porque en contacto con agua se transforma en ácido carbónico el cual pasa al plasma intersticial y de ahí al sistema vascular venoso y de este al pulmón que se encarga finalmente de eliminarlo del organismo.

En cuanto a los nutrientes cuando la célula recibe grasas -sean de origen animal o vegetal- genera como residuo, ácidos grasos que pasan al plasma intersticial y de ahí al sistema vascular venoso el cual lo llevará hasta el hígado para ser excretado en forma de sal biliar o bilis. 

Y cuando recibe proteínas -tanto de origen animal como vegetal- lo que la célula genera como residuo es ácido úrico que pasa al plasma intersticial y de ahí al plasma vascular para luego llevarse al riñón y eliminarse del organismo en forma de orina.

Obviamente los restos no nutritivos se excretan por el tubo digestivo en forma de heces fecales.

Hasta aquí todo es obvio aunque nunca pensemos en ello y mucho menos en la importancia de que dichos órganos funcionen al 100%.

En suma, tal es de forma muy simplificada nuestro sistema de limpieza o drenaje. Solo que si éste falla el material tóxico de desecho empantana el espacio intersticial -es decir, el espacio acuoso que baña los tejidos- intoxicándolo. Y cuando las células están rodeadas de las propias toxinas que han generado no pueden vivir correctamente ya que su entorno se vuelve ácido por la acumulación de ácido carbónico, ácidos grasos y ácido úrico. 

Tres ácidos que son cáusticos y por tanto lo queman todo haciendo que las células se queden sin oxígeno y sin nutrientes. Y claro, sin oxígeno y sin nutrientes sólo pueden pasar dos cosas.

1) Que las células se mueran. Y en tal caso o se fibrosan o se enquistan.

Es cuando aparecen los fibromas y los quistes. Es decir, ésa es la causa de los fibromas mamarios, los fibromas uterinos, los fibromas prostáticos, los quistes de ovarios y los quistes mamarios. Salvo que esa intoxicación/acidificación tenga lugar en los tejidos centrales porque entonces lo que aparecerá es fibrosis pulmonar, fibrosis renal, fibrosis hepática, quistes renales, quistes hepáticos o quistes pulmonares.

Ahora bien, esa intoxicación/acidificación puede darse a nivel del sistema nervioso central y entonces las células que morirán serán las neuronas. Y en tal caso…

…si mueren las células de la base del cerebro aparece el parkinson.

…si mueren las neuronas del sistema nervioso central surge el alzheimer.

…si el ataque ácido se genera sobre la mielina de los axones y de las dendritas aparecen las llamadas enfermedades desmielinizantes -hay “catalogadas” 17 o 18- como la esclerosis múltiple o la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).

Evidentemente según el lugar donde empiezan a lesionarse las células la gravedad de la enfermedad será mayor o menor pero nunca deben los síntomas pasarse por alto ya que es un aviso serio de que algo por dentro va mal.

Lo singular de todo esto es que la mayoría de los médicos -especialistas incluidos- lo ignora. Por eso habitualmente frente a los fibromas o los quistes proponen sólo “vigilarlos” o extirparlos sin más. No los relacionan con un proceso de acidosis metabólica que puede ser controlado y corregido.

Y cuando el proceso es más serio -como en una fibrosis pulmonar o renal o una cirrosis- y no se detectan gérmenes responsables o alteraciones genéticas se les tilda rápidamente de origen idiopático -es decir, desconocido- y se le dice al enfermo que no hay tratamiento específico.

Lo mismo que si afectan al sistema nervioso periférico o central.

Pues bien, es hora de que mis colegas y los enfermos entiendan que la causa primigenia de casi todas esas patologías es una acidosis metabólica. 

Y que lo hay que hacer en todos los casos es empezar desintoxicando/desacidificando a los enfermos.

2) Que las células sobrevivan. 

Supongo que el lector se preguntará cómo pueden sobrevivir células en medio de tal estercolero pero he de decirle que hay cuatro mecanismos de supervivencia posibles:

1) Reteniendo líquidos. Es decir, lo que hace la célula es retener agua para formar una burbuja acuosa particular donde vivir sin contacto con el medio ácido pero conectada al capilar arterial a fin de seguir recibiendo oxígeno y nutrientes. Con lo que sigue liberando más residuos tóxicos al espacio intersticial. Obviamente eso hace que los tejidos terminen hinchándose al estar llenos de líquido, se inflamen y la persona empiece a engordar por acumulación de toxinas. Son los casos por ejemplo de esas personas que aunque sigan dietas hídricas -es decir, que solo ingieren alimentos líquidos- engordan.

2) Neutralizando los ácidos mediante su conversión en sales. Para neutralizar el ácido úrico -causa de problemas como la artritis- generando urato sódico. Y para neutralizar el ácido carbónico generando carbonato cálcico. Algo para lo que utiliza los minerales alcalinos. Entre ellos el calcio que el organismo tiene que obtener de los huesos (con lo que aparece osteoporosis). Además las sales pueden precipitar en los tejidos blandos y aparecer calcificaciones (por ejemplo en las mamas).

3) Drenando los ácidos a través de la piel y/o las mucosas. Lo cual puede ser la causa -depende del grado de acidez- de problemas como el acné, las dermatitis, los eccemas, la psoriasis...

4) Mutando. O sea, recuperando la posibilidad de automultiplicarse rápidamente. Y a eso se le llama cáncer. 

LAS PRINCIPALES FUENTES DE TOXINAS ACIDIFICANTES 

En suma, ante cualquier patología debemos evitar intoxicar el organismo para que no se acidifique. Y si ya ha sucedido, proceder a desintoxicarlo a fondo. Sabiendo para ello que las principales fuentes de toxinas son:
  • la propia actividad metabólica del organismo. 
  • algunos alimentos (el café, el alcohol, las grasas saturadas, el azúcar, los hidratos de carbono refinados…). 
  • las sustancias químicas del entorno. 
  • los fármacos. 
  • los xenobióticos (palabra que define a toda sustancia no natural, es decir, sintética). 
  • el estrés. 
  • el tabaco. 
  • las drogas. 


En cuanto a los síntomas de sobrecarga tóxica son éstos:

- Retención de líquidos. 
- Coloración amarilla de las escleróticas y ojos enrojecidos. 
- Pérdida de reflejos. 
- Cansancio. 
- Irritabilidad. 
- Insomnio / Somnolencia. 
- Incremento del umbral del dolor. 
- Dispepsias. 
- Malas digestiones. 
- Gases. 
- Mal sabor de boca. 
- Lengua sucia saburral.  

DESINTOXIQUE EL ORGANISMO  

En suma, independientemente de la patología que se manifieste todo enfermo debe depurarse -es decir, desintoxicarse- alcalinizándose. Y eso se logra mediante:

- La ingesta diaria de al menos dos litros de agua mineral. 
- La eliminación en la dieta de todos los alimentos a los que sea sensible o intolerante (para lo cual deberá hacerse un test de intolerancia alimentaria) así como de los acidificantes. 
- Un ayuno terapéutico controlado (el tiempo dependerá de su situación personal). 
- Una dieta depurativa. 
- Ejercicio físico diario (lo ideal es caminar a buen paso un mínimo de cuarenta minutos diarios). 
- Dos o tres hidroterapias de colon (dejando pasar un mes entre ellas) 
- Baños de agua diarios con sal marina (2 kilos por bañera). 
- La ingesta abundante de frutas –siempre en ayunas- y verduras... pero ecológicas. 

-El consumo de plantas adecuadas según los casos sabiendo que -entre otras- son… 

…drenadoreshepato-biliares la alcachofera, el diente de león, el cardo mariano y el boldo.
…drenadoresrenales la cola de caballo, el té verde y la arenaria.
…drenadorespulmonares el tomillo, el gordolobo y el llantén.
…drenadoresintestinales el aloe vera y las semillas de lino.
…activadores del sistema inmune la equinácea, la sosa canina y el reishi.
…sedantes del sistema nervioso la angélica, la valeriana y la flor de azahar.

Añadiré que son coadyuvantes útiles terapias como la Linfoterapia, el Par Biomagnético, la Acupuntura, la Homeopatía, la Oligoterapia, la Reflexoterapia, la Quiropráctica, la Osteopatía, la Psicoterapia, el Hidromasaje, los Baños termales y los Baños de vapor entre otras. 

DÉFICITS NUTRICIONALES 

Termino este breve texto explicando que hoy muchos vegetales y frutas carecen a menudo de los nutrientes que les son propios porque las tierras no se dejan suficientemente en barbecho y está demostrado que la carencia de algunas sustancias son causa de muchas de las llamadas enfermedades. 

Sin olvidar que el abuso de alimentos refinados y la cocción a altas temperaturas son errores muy comunes que perjudican la salud.

Debe saberse asimismo que cuando un organismo está acidificado y se interponen radicales ácidos libres entre el capilar y la célula se empiezan a destruir nutrientes esenciales para ella por ataque ácido directo sobre los mismos. 

De ahí la importancia de que paralelamente al proceso de desintoxicación nos aseguremos de que al organismo no le faltan los nutrientes que necesita para su correcto funcionamiento. 

Algo que depende de cada caso y no debemos generalizar. 

En cualquier caso esta revista lleva años dando pistas en la sección de Nutrición Ortomolecular -aunque sin especificar dosis- sobre cuáles son los nutrientes más adecuados en cada patología y el lector puede acceder a esa información a través de su web: www.dsalud.com.

Dr. Alberto Martí Bosch

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